¡Consejos para tu aula!

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Como docente, siempre he sido consciente de querer más de lo que mis estudiantes están dispuestos a dar. Estadísticamente ese es el estado natural de las cosas. El estudiante llegará siempre un poco más bajo de la barra que establezcamos como ideal. No obstante, hay días más difíciles que otros.

Situaciones que lo empantanan a uno:
1. El estudiante que no trabaja durante 2 meses y luego pregunta por qué tiene resultados tan pobres.
2. El estudiante que pretende aprobar por medio de argumentos «ad misericordiam.»
3. El estudiante experto en buscar razones por las cuales «otros» son responsables de su fracaso.
4. El negociante de puntos: aquel que no llegó a clase a aprender, sino a «ganar» puntos.

En todos estos casos el gran problema es la frustración. La frustración de tener algo más que dar, de enfrentarse con tareas administrativas necesarias, pero irrelevantes, de lidiar con gente que te quiere tener para que hagás cosas que no corresponden a tu labor. La frustración es el antónimo del buen ánimo, pero lo peor es que la frustración inhibe la esperanza.
Si no hubiera esperanza, ¿para qué trabajar en una vocación tan difícil como esta?


Excelente clase sobre física moderna.

Recolección de Víveres

Necesitamos tus donaciones para ayudar a las personas afectadas por la hambruna en nuestro país. ¿Cómo? Donando víveres. Los estaremos recogiendo en el auditorio F-101 a las 7:10am y en el H-301 de 9:40 a 11:45am, este sábado 17 de octubre 2009.

Muchas gracias por tu valiosísimo aporte! Guatemala nos necesita!

Organizando la Tarea/Estableciendo Prioridades

Una sesión de estudio debe comenzar revisando cuáles son las asignaciones. Debe prepararse una lista de las mismas en un papel, para establecer prioridades de trabajos cortos o largos. Los pasos a seguir son los siguientes:

1. Hacer una lista de asignaciones.

2. Asegurarse de que el niño trajo los libros necesarios para hacer la misma.

3. Dividir la tarea en subtareas.

4. Verificar qué otras tareas tiene el niño, exámenes posteriores, asignaciones a largo plazo, y añadir a la lista.

5. Dejar que el niño decida el orden de las asignaciones a estudiar. El orden debe ser, comenzar y terminar con las más fáciles, añadiendo entremedio las más difíciles.

6. Estimar qué tiempo le tomará terminar el trabajo.

7. Asegurarse de que el niño tenga suficiente tiempo para terminar su trabajo, aun permitiéndole periodos de descanso cuando sea necesario.

A veces se les hace difícil a los estudiantes terminar sus asignaciones porque tienen otras obligaciones como deportes, reuniones, citas médicas, etc. Es beneficioso llenar un calendario para llevar cuenta de las mismas. Una vez a la semana (tal vez el domingo) junto con el niño, se llena el calendario semanal que sirve de referencia.

Tomado de http://www.lcsbonline.org/homework_sp_rk.html

Como docentes, constantemente escuchamos comentarios de los padres de familia con respecto a la carga de trabajo que sus hijos llevan a casa.  Mientras que algunos están simplemente corroborando que el alumno cumpla con lo que tiene que hacer, en mi experiencia la mayoría se queja de la excesiva carga de trabajo o simplemente no está interesada en las responsabilidades individuales del hijo.

¿Cuánto deber es suficiente deber?  He oído de colegios que deján deberes que les significan a los niños de 3 hasta 4 horas de trabajo en casa.  A veces esto incluye trabajos en grupo, proyectos manuales, investigaciones de campo.  Aparte del hecho de que cada tarea tendría que responder a algún tipo de objetivo de aprendizaje, tendríamos que ser capaces de reconocer que el estudiante, como persona integral, no vive solo para las clases formales.  No solo de pan vive el hombre…

Pienso que el objetivo fundamental de la tarea varía de acuerdo a la competencia que se persigue, la materia en cuestión, el nivel del estudiante y el tema específico.  En mi caso particular–física fundamental–la tarea cumple dos objetivos primordiales:

-repaso y refuerzo: se busca fijar el conocimiento discutido en el ambiente de clase.

-análisis: el estudiante necesita reflexionar acerca del tema y observar las cosas que son iguales, las que son diferentes y de qué forma se puede atacar un determinado problema.

Con estos objetivos bien definidos, es claro que no se necesitan 20 problemas diarios para trabajar un tema.  Generalmente 5 o 6 problemas al día es más que suficiente.

Por supuesto que un tema completamente distinto es ¿cómo hacer si el niño no hace ni siquiera estos 5 o 6 problemas?  Eso es tema para otro día.

Aníbal.